En mi infancia, imaginaba princesas con largos vestidos
de seda y elegantes peinados con broches y lazos.
Con príncipes esperando el momento para atraerlas
con sus blancos corceles y brillantes espadas.
Con castillos de piedra y mármol, y sus pilares
y balcones a cada paso. Con jardines llenos de flores y árboles, para pasear con su amado.
Mas ahora, ya no anhelo eso.
En lo único que pienso es estar a tu lado,
y caminar juntas por un prado,
lleno de hojas bailando con el viento.
Nada de elegantes vestidos ni peinados,
tampoco corceles ni espadas. Nada de castillos y jardines.
Solo tú y yo, tomadas de la mano…
Escuchando el ruido de las hojas al pisarlas.